“Rosas a Crédito” es una emblemática telenovela cubana basada en la novela homónima de Elsa Triolet. Narra la historia de Martín, una joven que se obsesiona con el consumismo y los bienes materiales, perdiendo de vista los verdaderos valores de la vida.
La televisión cubana presentó esta historia en dos ocasiones. La primera vez fue en 1983, con la magistral actuación de la gran actriz Susana Pérez. Esta versión fue muy bien recibida por el público cubano. Trece años después, en 1996, se realizó una nueva adaptación protagonizada por la talentosa Tahimí Alvariño.
Hoy tenemos el privilegio de conversar con Susana Pérez, estrella de la versión de 1983. Ella compartirá con nosotros su visión sobre este personaje y los desafíos que enfrentó:
¿Crees que “Rosas a Crédito” aborda temas que todavía son importantes hoy en día?
Primero que todo hay que poner a la novela en contexto, “Rosas a Crédito” es de Elsa Triolet una escritora ruso-francesa, proviene de una familia acomodada con la que conoció gran parte del mundo y luego se casó con un militar al que abandonó en algún momento y se fue a Francia. Más tarde se casó con el escritor Louis Aragón que pertenecía al partido comunista. En ese contexto y al terminar la segunda guerra mundial comienza el plan Marshall impulsado por los EE.UU para implantar el capitalismo en Europa y ayudar a sacarla de la miseria en que la había dejado la guerra. En ese marco se desarrolla la novela y claro está que con la tendencia izquierdista de la autora había que atacar a ese sistema y se toma como modelo a Martín, una niña pobre con aspiraciones de salir de la miseria, que enloquece con la posibilidad de comprar y luego pagar, el famoso y bendecido crédito. Ese es el argumento de la novela.
Pienso que si bien es bueno poder comprar lo que uno necesite y desee y luego ir pagando poco a poco, es peligroso endeudarse porque puedes perderlo todo y convertirte en un esclavo de tus deudas.
Pero ahora que han pasado tantos años y con la experiencia que te da la vida, pienso que uno no debe endeudarse no solo con el dinero, sino que hay deudas que son peores, las deudas sentimentales. Si bien las primeras pueden arruinarte materialmente, las segundas pueden arruinarte sentimental y espiritualmente. O sea, no debes comprar más de lo que puedes pagar, no debes dar más de lo que puedas y quieras ofrecer.



¿Te identificas de alguna manera con tu personaje en “Rosas a Crédito”?
Pues me gustan las cosas bellas y buenas. Estuve tantos años teniendo solamente lo que “daban” por la libreta, que uno llega con muchas insatisfacciones a la libertad de poder tener todo lo que desea, pero no debe perder la cordura.
¿Crees que fue justo el final de tu personaje a día de hoy?
Bueno, es el que encontró la autora para alertar sobre lo que podía pasar con las deudas. Discutir si es justo o no ya llevaría a otro análisis que no viene al caso.
¿Nos comentas una anécdota de la grabación de la telenovela “Rosas a Crédito”?
Anécdotas debe haber muchas que no recuerdo, pero fue en esa novela donde por primera vez trabajé con mi hijo (Roberto San Martín), quien hizo uno de mis múltiples hermanos en la choza miserable donde vivíamos.
Además, Susana nos comentó con la modestia que la caracteriza: “Yo recuerdo con mucho cariño esa novela, haber trabajado con Fidel Pérez Michel, dirigidos por Abel Ponce. Creo que los dos, tanto Fidel Pérez Michel como yo, estábamos en nuestro mejor momento, lo dimos todo y logramos que una novela que se hizo sin pretensiones, toda en estudio con un mínimo de exteriores y en blanco y negro, quedara en el imaginario del público cubano para siempre. Aquí en Miami, a cada rato me encuentro personas que me dicen que no se han endeudado gracias a esa novela. Gracias por esta oportunidad de poder, después de tantos años, regresar a esos tiempos de juventud y de sueños”.



Susana Pérez posee una impresionante trayectoria artística que la sitúa como una de las grandes actrices cubanas de todos los tiempos. Su talento ha brillado en múltiples ámbitos: teatro, radio, televisión, cine, locución, conducción y realización. Su versatilidad es verdaderamente asombrosa.
A lo largo de su prolífica carrera, Susana ha construido con gran maestría numerosos personajes femeninos con los que el público cubano se ha identificado y ha admirado profundamente. Su extraordinaria capacidad para transmitir emociones la han convertido en un auténtico referente de la actuación en Cuba.
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