Fotos: Jorge Luis Borges
El reconocido actor Jorge Martínez se ha convertido en uno de los grandes de la escena cubana. Su talento y versatilidad le han permitido cosechar éxitos en diversas facetas del mundo del espectáculo. Actualmente, lo podemos disfrutar en la telenovela cubana «El derecho de soñar».
Con una exitosa carrera en la televisión, Jorge Martínez ha dejado una huella imborrable en el corazón de los espectadores. Su participación en novelas inolvidables como «Las honradas», «Destino prohibido», «Encuentro» y «Latidos compartidos» le ha valido reconocimiento y admiración. De hecho, su destacado desempeño en «Latidos compartidos» le otorgó el reconocimiento como el actor más popular del país.
Pero su éxito no se limita a las novelas. Jorge Martínez ha brillado en teleplays, series y como conductor de programas musicales como «Tras la huella», «Su propia guerra», «A moverse», «El Expreso» y «Sonando en Cuba». Además, su participación en el cine ha sido igualmente destacada, con películas como «La bella del Alhambra» y «Últimos días en La Habana», las cuales le han valido premios internacionales, como el de mejor actor en el Havana Films of New York en 2017. También estuvo nominado en la quinta edición de los Premios Platino del cine iberoamericano a la Mejor Interpretación Masculina. Asimismo, se llevó a casa el Premio Lucía de Actuación Masculina en 2018.
Desde nuestra plataforma, CubaActores, nos propusimos la misión de conectar con Jorge Martínez con el objetivo de profundizar en la vida del hombre que ha dado vida a tantos personajes excepcionales. Lo que hallamos fue una sorpresa gratificante: más allá de su innegable talento artístico, Jorge es una persona que irradia humildad y sabiduría. Su incansable dedicación y su habilidad innata para capturar la atención del público lo han convertido en un pilar indiscutible de la actuación en Cuba. Estamos ansiosos por descubrir más sobre su trayectoria y los proyectos futuros que nos tiene preparados.
Has interpretado una amplia variedad de personajes en tu carrera. ¿Cuál ha sido el papel más desafiante o memorable para ti y por qué?
Bueno, es cierto que han sido muchos los personajes que he interpretado durante más de 40 años de carrera, y algunos han requerido un esfuerzo mayor que otros. Me refiero a la entrega, al estudio, a lo lejano que pueden estar de mí. Algunos delincuentes donde incluso he tenido que ser violento. Y aunque hay algunos trucos en la actuación, también es necesario sumergirse en la piel de estos tipos de personajes. Ha habido momentos muy difíciles. De hecho, una vez dije que no volvería a interpretar a esos delincuentes violentos, porque realmente me afectaban bastante.
Si tuviera que elegir alguno, sin dudas estaría el personaje de “Últimos Días en La Habana”. Que siendo el que más reconocimiento he tenido a nivel internacional, también requirió un trabajo mucho más intenso debido a la enfermedad del personaje. No podía moverse libremente, tenía que “darlo todo” casi la mitad de mi cuerpo, mis manos y mi expresión corporal, todo muy limitado porque el personaje estaba postrado en una cama. Además, tenía que agregarle su falta de aire, su enfermedad y su debilidad. Fue un desafío muy difícil para mí.
Recientemente, también enfrenté desafíos en “El Derecho de Soñar”, pues tuve que rodar con bastantes limitaciones físicas que me limitaban mucho. A pesar de ello, logré completar la novela.
Has compartido escenario y pantalla con numerosos actores y actrices. ¿Hay alguien en particular con quien hayas disfrutado trabajar especialmente y por qué?
Mira, yo he disfrutado de mi profesión y de la actuación desde el primer día. No me refiero al inicio de mi carrera profesional, sino al primer día en la escuela, donde interpreté mi primer personaje como parte de una prueba de actuación. Hasta el día de hoy, he tenido la dicha y la suerte de trabajar con grandísimos actores. Para mí, todos tienen algo que enseñarme. De alguna manera, uno se va formando como profesional a partir de lo que aprende de los demás.
He trabajado con los mejores actores y actrices de este país. Desde mis primeras obras de teatro, “Andoba”, por ejemplo, con el grupo Plaza Vieja, imagínate, donde interpretaba a Guillermo, el hermano de Mario Balmaceda (Andoba), y compartía escena con Eloísa Álvarez Guedes y María de los Ángeles Santana. He participado en producciones como “La Bella del Alhambra” con Beatriz Valdés, “Pasos hacia la Montaña” con esa gran actriz Isabel Santos.
Son más de 40 años de trabajo haciendo grandes obras en el cine, la televisión y el teatro. Este último trabajo, por ejemplo, en “El Derecho de Soñar” coincidir con Verónica Lynn y Luis Rielo fue una experiencia maravillosa.
Y no solo hablo de personas ya establecidas, también de jóvenes actores que tienen mucho que aportar y enseñar. Todos los actores con los que he trabajado hasta ahora han sido un regalo para mí, y les agradezco mucho.
¿Hay algún consejo o lección que hayas aprendido a lo largo de tu carrera que te haya sido especialmente valioso?
A lo largo de mi carrera, he aprendido muchas cosas. La verdad es que uno nunca deja de aprender, pero al trabajar junto a grandes actores con los que he tenido la suerte y el privilegio de trabajar, siempre he visto la humildad. Creo que eso es lo más importante que he aprendido. También he aprendido a nunca olvidar de dónde vengo y cuáles son mis razones y objetivos cuando realizo un trabajo como artista.
Hoy en día, las redes sociales pueden confundir mucho a los artistas. El hecho de recibir 500 «likes» no significa que tu trabajo sea el mejor del mundo, ni que lo hayas hecho mejor que nadie. No se puede confundir la popularidad con el populismo. Es triste ver cómo muchos artistas, no solo actores, sino también músicos y artistas en general, buscan constantemente la aprobación a través de los «likes» y los comentarios en redes sociales. Esto es un arma de doble filo, ya que un artista debe estar en constante superación, somos el último trabajo que hacemos, pero (especialmente en la televisión) es inmediatez. Cuando una novela u otra producción terminan, viene otra, y es fácil olvidar el trabajo anterior. Por lo tanto, es importante pensar en cada trabajo como si fuera el primero y el último, como si fuera único.
En este sentido, creo que un actor debe ser como una esponja, estar dispuesto a aprender de todo, ser humilde y conocer a su personaje a fondo, entendiendo lo que dice, lo que hace y cómo se proyecta.
En tu opinión, ¿cuál es la mayor responsabilidad de un actor hacia su audiencia?
En este sentido, como actores, debemos defender los personajes a capa y espada. Incluso si te toca interpretar un papel desagradable en una novela, debes hacerlo de manera auténtica, original y sincera. La gente debe ver en ti y en el personaje que estás interpretando lo que tú quieres transmitir.
Debes ser sincero con tu público y mantener la autenticidad. No debes olvidar nunca para quién estás trabajando, es decir, la audiencia. Cuando eres sincero con el público, este siempre te lo agradece. Puede que no les guste el personaje o la obra en general, pero es raro que hablen mal de ti como actor o como persona, porque estás interpretando un personaje.
Es cierto que a veces la gente olvida que estás interpretando un papel y te juzga por el personaje que estás representando. Sin embargo, esto también puede ser un halago al personaje. Si alguien te odia por interpretar un personaje negativo…significa que estás haciendo bien tu trabajo. Si interpretas a un personaje positivo y la gente te ama, igual es un reconocimiento a tu desempeño.
Hoy en día, como mencioné antes, las redes sociales son un arma de doble filo. A veces, la gente no sabe diferenciar entre el actor y el personaje. Pero eso es parte de la profesión. Lo importante es ser auténtico, original y sincero contigo mismo y con tu personaje, y las personas lo van a percibir. Creo que esta es la forma en que un actor debe proyectarse hacia el público.
¿Tienes alguna rutina o ritual especial que sigues antes de entrar en el escenario o en el set de grabación?
Yo no tengo ninguna rutina a la hora de entrar en un set de grabación. Lo que sí me gusta es que si la escena no requiere una atención particular, como tener que llorar, gritar o que sea muy intensa. Prefiero entrar en un ambiente de relajación, pues creo que ayuda a los actores a prepararse mejor.
No soporto cuando hay un equipo en el que el director o los demás miembros están constantemente gritando y apurando. No necesito ese tipo de presión, ya que cómo se trabaja en televisión, los actores tenemos que hacer en ocasiones 20 o 25 escenas en un día, cumpliendo un plan muy ajustado. Es como si fuéramos una fábrica, tanto para los técnicos como para los actores. Nos pasamos todo el día trabajando, o estudiando la siguiente escena, o cambiándonos de vestuario o retocando el maquillaje. Se vive una gran tensión en todos los sentidos y por parte de todo el equipo.
Por lo tanto, para mí, es muy difícil estar en un set donde todo el mundo grita, corre y está tenso. Esto me pone muy nervioso. De hecho, a menudo hago chistes antes de comenzar a grabar, para crear un ambiente distendido y jovial entre todos. Esto ayuda mucho, al menos en mi caso, a que la escena fluya mejor. Incluso cuando tenemos que repetir una escena 5 o 6 veces por diferentes razones, siempre debe parecer fresca, como si fuera la primera vez.
Como actor, tu trabajo implica una gran exposición pública. ¿Cómo manejas la fama y la popularidad?
Es cierto que trabajar en el mundo del arte, y en particular como actor, implica tener una gran exposición pública. Hoy en día, con la proliferación de las redes sociales como Instagram y Facebook, muchos artistas comparten detalles de su vida diaria y publican todo tipo de contenido sobre su vida privada.
En mi caso, tengo una perspectiva diferente. Mi vida privada es mía, y valoro mucho mi intimidad. Si voy a un lugar o decido hacer una buena acción, como visitar un hospital o ayudar a alguien, lo hago sin necesidad de publicarlo en redes sociales. Lo hago más por solidaridad que por vanidad. No estoy en contra de quienes lo hacen, pero en mi opinión, eso se centra más en la vanidad personal que en el verdadero acto solidario.
Tampoco suelo compartir detalles de mis celebraciones, fiestas o eventos en las redes, ya que llega un punto en el que dejas de ser tú mismo, o tener tu espacio.
Actualmente, nos vemos en “El derecho de soñar”, interpretar dos personajes en dos épocas distintas en una misma novela puede ser todo un desafío. ¿Cómo fue esa experiencia y cómo la abordaste? ¿En qué medida crees que los dos personajes se complementan o se contrastan entre sí en la trama de la novela?
La verdad es que interpretar a dos personas en una misma novela fue todo un desafío. Todos los actores estábamos un poco preocupados, especialmente los que hacíamos dos personajes, había mucha expectativa en torno a cómo serían recibidos. Sin embargo, creo que la novela demostró que ninguno se parecía en nada en sus características físicas ni en sus características distintivas, aunque compartían la pasión por la radio, que era el denominador común de todos.
Además, más allá de las preocupaciones iniciales, lo más desafiante fue recrear la época, ya que hacía mucho tiempo que no se hacía una novela de época en ese momento. Fue complicado encontrar los escenarios adecuados, los vestuarios auténticos y los peinados de la época. Por suerte, contábamos con excelentes profesionales y especialistas. Elio Vives que es uno de los grandes diseñadores de vestuario en la televisión cubana, ganador de numerosos premios por su trabajo excepcional. También teníamos a Magaly Pompa, Premio Nacional de Cine, como la diseñadora general de maquillaje. Sabíamos desde el principio que, a pesar de lo difícil que era hacer algo así, la gente lo iba a apreciar.
Además, estábamos conscientes de que esta época, la era de la radio, era bastante desconocida para muchas personas. Sabíamos que la novela despertaría la curiosidad de la audiencia y les daría una idea de lo que sucedía en ese momento, quiénes eran personajes como Félix B. Caignet, Goar Mestre y otros. Siempre recordar que estos personajes son reales, pero hay situaciones creadas desde la ficción, porque nadie sabe con certeza los diálogos y situaciones que realmente sucedieron. Diseñamos, entre Alberto Luberta Martínez (director), Yailín Coppola (dirección de actores) y los actores, cómo abordar a estos personajes y cómo representarlos en la trama de la novela, y fue un proceso muy interesante.
En el caso de Reinaldo, Luberta tuvo la deferencia de dejarme elegir entre este y otro personaje, y Reinaldo me pareció muy atractivo de interpretar por todas las cosas que pasan y que pasarán. Acepté el reto de interpretarlo, y es importante que no se parece en nada a José Goula y fue una experiencia muy enriquecedora.
¿Qué aprendiste o qué te llevas como actor de «El derecho de soñar»?
Mira, quiero detenerme un poco en esta respuesta sobre mi experiencia en “El Derecho de Soñar” desde un punto de vista profesional. Fue una gran experiencia, ya que trabajé con dos equipos excelentes, tanto el de Luberta como el de Fiallo. Quiero destacar que tengo un gran respeto y admiración por todas las personas con las que trabajé, incluyendo a los nuevos. Espero que todos ellos se lleven una buena experiencia de mí, ya que traté de ayudarles de alguna manera con lo que he aprendido a lo largo de tantos años de trabajo.
En general, fue un trabajo sumamente exigente. A veces, teníamos que realizar hasta siete escenas en un equipo y luego subirlas al tercer piso de Radio Progreso para hacer más con el otro equipo. Estábamos moviéndonos de un lugar a otro, corriendo para filmar escenas en diferentes locaciones. Esto se volvió aún más desafiante porque tuve problemas de salud desde el primer día hasta el último de la producción. Si bien no es relevante especificar los detalles aquí, puedo decir que enfrenté problemas de salud bastante graves durante todo el proceso.
A pesar de estos desafíos, logré superarlos y me puse a prueba a mí mismo. Espero haberlo logrado. Quiero enfatizar que muchas personas, desde los extras y figurantes hasta los protagonistas, así como todo el equipo de producción y dirección, se esforzaron muchísimo para crear un producto de calidad. A menudo, la audiencia solo ve el resultado final, pero no es consciente del arduo trabajo detrás de escena para lograrlo. Es desalentador que algunas personas solo critiquen sin apreciar el esfuerzo y el trabajo dedicado que implica la realización de una producción, especialmente en las condiciones actuales, con todas sus dificultades. También hay muchas personas que protegen, halagan y defienden a sus artistas de ese “veneno” que a veces es malintencionado.
Este proyecto ha sido una gran prueba para mí, y no puedo afirmar si será mi última telenovela. En este momento, no tengo ningún proyecto en marcha y he rechazado algunas ofertas debido a que todavía necesito recuperar mi salud, ya que he pasado por un proceso difícil en los últimos meses. Sin embargo, nunca se puede decir definitivamente que no a futuros proyectos, ya que la actuación es mi vida y mi pasión. Si surge una oportunidad y me siento físicamente preparado, consideraría volver. Mientras tanto, seguiré viviendo lo que ya he hecho y soñando con lo que quizás pueda hacer.
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