La danza y la actuación son dos formas de expresión artística que pueden parecer muy diferentes, pero en realidad comparten muchas similitudes, y esto es algo que sabe bien Ernesto Codner. Con su impresionante presencia escénica y su capacidad para cautivar a su audiencia, se ha convertido en un talento a tener en cuenta en ambas profesiones, que comparten el arte como denominador común.
¿Qué recuerdas de tus comienzos? ¿Cuándo supiste que querías ser un bailarín? ¿Cómo empezaste, y a que has renunciado para conseguir llegar a ser lo que eres?
Bueno mis comienzos (en la danza) fueron un poco tarde, ya que nunca tuve la oportunidad de entrar a un grupo que me formara desde pequeño. Aunque siempre estuvo la vocación, recuerdo que en la casa mi tía y mi abuela postiza me enseñaron “a tirar los primeros pasillos”, pero no tuve la oportunidad de adquirir la formación artística para poder entrar a una escuela elemental. De pequeño yo lo que quería era estudiar música, percusión específicamente, y estuve un buen tiempo estudiándola.
Ya en la secundaria (noveno grado) yo tenía claro que quería ser artista: bailando, actuando o haciendo música, una de las tres. Y al entrar a la unidad artística docente “Teatro del cuerpo fusión” adjunta a la Escuela Nacional de Teatro y descubrir la fusión que había esas formas de expresión artísticas, supe que mi camino estaba por ahí.
He tenido que renunciar a muchísimas cosas: tuve que limitar mis juegos de pequeño, a las fiestas, he dejado de ir a lugares importantes, debo cuidarme mucho las piernas, evitar la práctica de deportes que me puedan lastimar o provocarme lesiones. Por otro lado como director también he hecho dejaciones, en ocasiones he tenido que renunciar al baile para ponerme al frente y afrontar nuevas responsabilidades.
¿Te consideras un bailarín o un actor? En tu caso, ¿pueden separarse estas dos disciplinas?
Me considero un artista; no puedo bailar sin actuar ni actuar sin bailar. Tengo la necesidad de expresarme a través de ambas disciplinas, creo que no pueden separarse. Yo vivo actuando y bailando, incluso fuera de escena, es algo que tengo incorporado a mi vida.
En cuanto a la disciplina soy muy exigente, me gusta que (los bailarines) lleguen temprano, con la ropa de entrenamiento correcta. Creo que en nuestra profesión la disciplina es fundamental; yo también me formé, tanto en la escuela como en la casa, bajo estos preceptos.
¿Cómo es tu proceso creativo y de disciplina? ¿Cómo es un día contigo?
Mi proceso creativo es muy dinámico, me gusta nutrirme muchísimo de profesores, de proyectos internacionales. También a la hora de crear me apoyo muchísimo en mis bailarines, tengo muy presente su energía y el “cómo” fluyen en el escenario.
¿Cuál es el aspecto más complicado de tu profesión?
Creo que el aspecto más complicado es el tiempo. Quisiera poder tener más tiempo para dedicarlo al arte, a la actuación, a la danza. Nunca será suficiente.
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