Hoy, en el día de su cumpleaños, recordamos a Broselianda Hernández, una actriz excepcional que sigue siendo recordada como la persona extraordinaria que fue. Aunque ya no esté con nosotros, su legado continúa vivo en los corazones de sus amigos, familiares y su público.
Jazz Vilá, actor, director, dramaturgo y embajador cultural, compartió sus recuerdos de Broselianda y la describió como una figura maternal en su vida: ¿Qué te puedo decir de Brose? Brose era como una madre para mí, un ser especial. Creo que fue la primera persona importante en mi vida que falleció, siendo tan joven y tan vital. Yo le decía “mi egregia”, y precisamente eso viene a raíz de una vez que estuve en Cienfuegos y en el teatro Tomás Terry había siempre recortes de periódico antiguo donde había grandes escritos de las visitas de las grandes figuras. Entre ellos estaba la gran actriz española Margarita Xirgu, y decía: “La egregia actriz Margarita Xirgu llega a Cienfuegos en un convoy”. Entonces, yo le decía “la egregia Broselianda Hernández”, y a ella le daba mucha risa.
Jazz recordó el día de la primera lectura de la obra “Rascacielos”: La función cero, era para treinta o cuarenta espectadores, y entre ellos estaban el embajador de España, el agregado cultural de la embajada de Noruega. El día previo, Brose había tenido un mal día. Ella llegó, estaban todos los actores, y de repente me dice: “Yo creo que no lo puedo hacer, yo creo que no me lo sé, no me lo sé”. Yo recuerdo que le agarré las manos y le dije: “Claro que sí, tú te lo sabes completamente, lo vas a hacer muy bien, estoy seguro. Estás preciosa, bella –le dije-. Vamos al camerino”. La llevé hacia el camerino y mientras tanto le fui diciendo a todos los actores: “Dígale, díganle que está bella, díganle que está divina”. Y ellos empezaron a decirle eso. Y cuando subió al escenario, por supuesto que lo hizo de una, no se equivocó, se lo sabía y regaló una de esas actuaciones únicas e increíbles.
Para Jazz, Broselianda era única y su impronta siempre será recordada: Su personaje en “Rascacielos”, inicialmente se llamaba Blanca. Y me acuerdo que ella le dijo: “Ay, pero no me gusta ese nombre. Yo le tengo que cambiárselo. Tengo que ponerle otro”. Y ella fue la que le puso Ana, lo rebautizó con ese nombre. Y creo que fue algo mágico, ¿no? Porque te da la medida de cómo Brose realmente dejaba su huella en todo lo que tocaba. Brose tenía esas cosas que tienen seres así, totalmente únicos, con tanta luz y fuerza que queremos que sean eternos en nuestra vida, pero precisamente por su fortaleza son así fugaces. Ella es uno de los grandes mitos contemporáneos del arte cubano porque en realidad Brose no era una actriz, Brose era una mujer única, un ser irrepetible”.
El actor cubano Tony Alonso, que compartía una gran amistad con Brose nos comenta: “Te confieso que esto ha sido complicadísimo para mí, grabar este audio. Porque cada vez que recuerdo su partida, todavía siento mucho dolor. No puedo superarlo. Sé que ha pasado tiempo y que estas cosas suceden, pero me cuesta hablar de ello”.
Luego, compartió con CubaActores una simpática anécdota: “Resulta que vivíamos cerca y nos tocaba votar en el mismo colegio electoral. Desde que nos hicimos amigos, solíamos ir juntos a votar y esperar el saludo de los pioneros cuando decían “!Votó!”. Teníamos nuestro propio juego con ese saludo. Lo gracioso es que Broselianda siempre se adelantaba y decía “!Votó!” antes que los pioneros. Ese juego se volvió algo muy común entre nosotros, al punto que durante todo el año, cada vez que nos despedíamos, nos decíamos “!Votó!” y la gente se reía, aunque fuéramos los últimos en votar”. Concluyó con nostalgia.
Jorge Alberto Hernández, esposo de Broselianda, nos compartió su amor eterno hacia ella y cómo su ausencia ha dejado un vacío en su vida. A través de sus palabras, podemos sentir la profunda conexión que existía entre ellos y cómo Broselianda sigue presente en sus pensamientos y sentimientos: “Ay mi amor, mis ojos, objetos pacientes, estarán abiertos para siempre a la extensión de los mares en los cuales me ahogaba. Finalmente, pasó una espuma blanca sobre el punto negro que huía. Todo se borró. Sin darte otro nombre que nuestro amor. Vivo y reino entre muros, vivo y reino fuera de los muros. La acción se simplifica. He invertido el paisaje inexplicable de la mentira. He invertido los gestos sin luz y los días impotentes. He arrojado por encima de la tierra las frases leídas y oídas. Me pongo a gritar, porque le grito a la muerte, esa visión sobre la vida que le daba un sitio delante de mí. Han desaparecido tantas cosas, que ya nada más desaparecerá de lo que es digno de vivir. Un beso eterno”.
Jorge Enrique Hernández, cuñado de la actriz, destacó su pasión por su trabajo y cómo su partida ha dejado un vacío en su familia. Para él, Broselianda era un ser único y su ausencia se siente en cada aspecto de sus vidas: “Brosse, muchos extrañan tu voz, otros tus personajes siempre divinos. Tal vez alguno te recuerde siempre grandiosa, como también fuiste. Pero a mí me sigue faltando para siempre tu ternura, tu risa frágil, ese ser humano que provocó tanto amor en mí y en mi familia. Te extraño, te extrañamos siempre. Aquí nada es igual sin tu alma enamorada. Feliz el cielo que hoy te acoge, aquí en la tierra estaremos celebrando tu presencia infinita. Tu querido Cuñi, como solías decirme…”
En este día especial, rendimos homenaje a la vida y al talento de Broselianda Hernández. Siempre recordaremos su legado con gratitud y admiración, ya que su impacto en el arte cubano es innegable. Aunque sentimos nostalgia al recordarla, continuaremos manteniendo viva su memoria y agradecemos a Jazz Vilá, Tony Alonso, Jorge Alberto Hernández y Jorge Enrique Hernández por compartir sus experiencias y recuerdos, lo cual nos ayuda a mantener vivo el espíritu de esta actriz única. Entendemos también a aquellos actores y amigos que, aunque no se sientan preparados para hablar en este momento, siguen manteniendo viva su memoria con recuerdos y el amor hacia Brose. En los corazones de sus seres queridos y de su público, Broselianda seguirá siendo recordada como la persona excepcional que fue.
Fotos: Jorge Alberto Hernández y Jorge Enrique Hernández
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